domingo, 30 de diciembre de 2012

Lo que mirás y lo que vas a mirar


Desde los medios de comunicación, y desde muchos otros lugares, se construye realidad. Esto significa que, tu manera de ver y sentir el mundo se ve influenciada por lo que te cuentan los medios de comunicación que decidís consumir.






Los relatos de la realidad que a diario ves, escuchas o lees en los medios, son eso, relatos, subjetivados por los propios cronistas, periodistas y comunicadores que nos cuentan las noticias, pero también por sus jefes, sus directores, sus anunciantes.

Cada cual, con la educación y el grado de análisis que tenga, hará su propia lectura de lo que  cuentan los distintos medios. Es bueno tenerlo claro, una misma noticia, impactará de manera diferente sobre cada persona. Pero lo diferente, no quita lo parecido. Y así se desarrollan muchas artimañas, juegos de intereses y corrientes que terminan moldeando la siempre difusa opinión pública.

Un estudio realizado por Foco Auditoría Multimedia hace poco días publicado en El Observador, da cuenta de la cantidad de minutos que los informativos de la televisión abierta (siempre entre los programas más mirados de la TV) dedican a la cobertura de distintos temas.

Si es verdad que los medios (y más fuertemente los productos periodísticos) moldean tu realidad, entonces el hecho de que las tres temáticas que tuvieron mayor cobertura en 2012 (por lejos) sean (1) Fútbol Uruguayo (2) Crónica Policial y (3) Pronósticos, alertas y temporales, dice mucho de la sociedad en que vivís.

En pocas palabras,  interesa saber cual es el nuevo jugador que puede o no llegar a Danubio en este período de pases,  interesa saber cómo mató (por dónde entró la bala, por dónde salió, a qué hora y con qué arma) aquel hombre mató a aquel otro e interesa saber cuantos techos se volaron o cuanto creció el río Cuareim en las últimas 24 horas.

Interesa, y los medios (en este caso son los informativos de TV pero los reto a analizar los contenidos de radios y prensa escrita) quieren que interese. Y eso va moldeando la forma en que ves la realidad, y la forma en la que vivís la realidad que ves.

Cuando la gente sale a la calle, no sale con tanto miedo de morirse al volante o aplastada por un automóvil, sale con más miedo de que la maten de un disparo, que la asesine algún menor infractor que no tiene valor por la vida humana. Esa sensación, esa forma en la que vivimos nuestra vida cotidiana, esa forma en la que tememos o no tememos, es realidad construida. ¿Construida por quién? Por vos, por tu historia personal, por las historias que te cuentan los vecinos, los amigos, los compañeros y también los medios de comunicación.

En 2011 hubo 199 asesinatos (tal vez en 2012 se alcancen los 300 asesinatos). Este año 488 personas murieron en siniestros detránsito. Con estos números (siempre fríos) uno puede sacar mejor sus conclusiones. ¿Porqué sentimos más temor por una muerte que por la otra, si es mucho más probable la menos temida?

Otro ejemplo claro: el "caso Pluna" tuvo más minutos en informativos de TV que todos los proyectos y leyes tratados en el Parlamento, esto incluye obviamente, la despenalización del aborto, la regulación del mercado de la marihuana, el matrimonio igualitario, el puerto de aguas profundas en Rocha, la internación compulsiva de adictos, las medidas de "seguridad", etcétera, etcétera.

Los medios construyen realidad. Muchas veces, construyen las realidades que les conviene, y para saber que realidad te están vendiendo, es siempre bueno saber qué intereses tiene un medio y cuales son sus conveniencias.

Mientras seguimos esperando una ley que regule, al menos las licencias y contenidos de radio y TV, te recomiendo humildemente que dediques un tiempo cada tanto a leer las editoriales de los diarios e intentar analizar las editoriales (algo más difusas) de los informativos de TV y de las emisoras de radio. Conociendo un poco más de la opinión del medio, podrás crear realidades más libres y responsables.

El director de la diaria, Marcelo Pereira, dice en su columna del viernes 28 de diciembre, previendo los tiempos de campaña electoral que se avecinan, que "en la lógica electoral, todo se amplifica hasta el aturdimiento y luego se reduce a 140 caracteres sin gramática ni fundamento".

La amplificación y el aturdimiento vendrán, como de costumbre, de la mano de los medios de comunicación. Van a taparte de relatos y cuentos, elegidos por ellos y obviamente, contados a su manera. Tu responsabilidad es saber pararte ante ellos.  


P.D. Mi regalo de Navidad y Año Nuevo para ustedes: esta perlita 

domingo, 25 de noviembre de 2012

Mañana es lunes





Yo creo que el tránsito en Montevideo es bastante caótico, que hay más autos de los que la ciudad puede soportar, que la infraestructura no da abasto, que las calles están en mal estado y muchas veces mal señalizadas, que los conductores muchas veces no saben conducir bien, que los peatones son demasiado imprudentes, que las motos hacen lo que quieren, que los taxis y los ómnibus se creen los dueños de las calles, que los encargados de controlar el tránsito y sancionar a quienes mal manejan están más preocupados por conseguir una cometa que por hacer cumplir las reglas.

Yo creo que los montevideanos son mugrientos. Lo siento por los que no tiran un solo papel al piso, pero la mayoría son mugrientos, no les importa la limpieza y después, son los primeros en quejarse. Y con alguna razón se quejan, porque también creo que los servicios de recolección, clasificación y limpieza dejan mucho que desear. Creo que la Intendencia no sabe como resolver el problema y los clasificadores ensucian más de lo que limpian.

Yo creo que hay violencia en el fútbol, por eso dejé de ir, porque pienso que los que van hoy al fútbol están enfermos de la cabeza. También creo que hay violencia en las calles, que salís, y no sabes si volvés, que te matan por un peso, o por nada. Sin embargo salgo todos los días y vuelvo vivo, pero en la tele veo que alguno siempre se muere.

Yo creo que los empleados públicos no quieren trabajar, que son vagos en su amplia mayoría. Pienso que los gremios son terribles corporativismos burocráticos preocupados por el bienestar de unos pocos. Los cirujanos, los anestesistas, los municipales, los estatales, todos.

Yo creo que los empresarios son en su mayoría unos chantas, que buscan sólo el beneficio propio y si te tienen que cagar te cagan sin problemas. Aliados de los políticos, que son corruptos o ineptos, porque en este país, manda el que tiene plata.

Yo creo que los ecologistas son unos tranca pelotas y que los que quieren el puerto, la mina y todo lo que viene atrás son unos tipos que quieren llenarse de oro y después irse al carajo.

Yo creo que los menores están de vivos y que los que infringen las leyes, deben ir presos, no para que se rehabiliten, porque las cárceles son una porquería, para que no molesten en las calles.

Yo creo que el maestro Tabárez ya está pifiando y pide recambio. Ojo, no soy mal agradecido, yo agradezco todo lo que hizo, pero ya está para el retiro. Ya perdimos como tres partidos.

Yo creo que los argentinos son todos una manga de ladrones del primero al último.

Yo creo que toda la educación (pública) está perdida, que ya no sirve para nada.

Entonces, cómo creo en todo esto, voy por la ciudad escupiendo insultos, tocando la bocina como si fuera un insulto más, pensando que tengo adelante ineptos o avivados que me quieren cagar, despotricando contra básicamente todo, hablándole mal a la cajera del supermercado, que es más lenta que una tortuga, comentando con el vecino lo turra que es la otra vecina, pensando que los viejos están complotados para hacernos la vida más difícil, gritándole a la rubia que está más fuerte que un pino y que esa calza se la arranco con los dientes, quejándome, puteando y quejándome un poco más.

Al fin y al cabo, no me puedo sacar de la cabeza que trabajo como un loco, horas y horas, y no me da para comprarme lo que quiero, no me da para ser rico (feliz) y a veces no me da para llegar bien a fin de mes. Tengo derecho a quejarme, tengo derecho a putear. En casa, en Facebook, en Twitter, en el trabajo y en la calle, dónde yo quiera, porque soy la víctima y los demás, en su mayoría son pelotudos.

¿Dónde esta la alegría? Ya sé, suena paloma. La violencia nos está ganando el día a día. Mañana es lunes, hace la prueba y ponele onda. 

domingo, 18 de noviembre de 2012

Redes Sociales e Internet: ¿libres y/o impunes?


Un video íntimo de una boxeadora reconocida. Un video dónde un grupo de adolescentes matan a un perro. Un grupo de personas que hostigan hasta la muerte a uno de estos adolescentes. Un sinfín de opiniones vacías, desinformadas y antisemitas. Comentarios de odio que llaman a la violencia. Acusaciones totalmente infundadas de corrupción. Impunidad.

Imagen difundida a través de Facebook el pasado 12 de noviembre (distorsionada por 180)

Desde su creación, reina la impunidad en Internet. La regulación de contenidos por el medio que más ha crecido a nivel local y mundial en los últimos tiempos es siempre escasa o nula. Cada quién sube a Internet lo que quiere, escribe en Internet lo que piensa (aunque no piense en lo que escribe), descarga de Internet lo que quiere, comenta, comparte, publica. Y a veces, sólo a veces, los daños que causa esa gama de posibilidades y libertades que todos tenemos en el mundo de Internet, son terribles, destruyen la vida, la imagen, la reputación de los dañados y deja impune a los "dañadores".

¿Qué hacemos entonces? Algunos creen en la necesidad de regular y tienen buenos argumentos para hacerlo. El periodista de la Diaria Marcelo Pereira escribió en su columna* a favor de una regulación internacional de los contenidos de Internet, aunque advirtió que “habrá quienes aleguen, desde un liberalismo bobo, que lo mejor o lo menos malo es la ausencia de regulaciones”. No es el único que piensa así, y frente a hechos como la filtración del video de la famosa boxeadora o el hostigamiento y los llamados a la muerte de un adolescente, es natural que uno piense que hay que regular de alguna manera esta situación, así como está, Internet es tanto sinónimo de libertad como de impunidad.

Pero la regulación, como señalaba con mucha claridad Pereira en su columna, debe darse a nivel internacional, pues como sabemos, Internet no conoce de fronteras. Y allí es dónde comienzan los baches y los problemas. Una regulación a nivel internacional, según la experiencia acumulada en toda la historia de la humanidad, será injusta, inequitativa, autoritaria, de mediano alcance y para nosotros, en general terrible. No es (solamente) mi opinión, es un breve repaso de los mecanismos en los que se instaló toda la legislación internacional.

Además, en temas como el daño a la imagen, la injuria, la libertad de expresión y la violencia, es imposible que las distintas sociedades y pueblos que habitan la tierra nos pongamos de acuerdo. Una caricatura de Mahoma compartida en mi perfil de Facebook, se reduce a un (mal) chiste en Occidente, pero en algunos países puede ser un terrible crimen que me depare años de cárcel o hasta penas más severas. ¿Quién será el juez que diga si soy o no culpable por difamar la imagen de Mahoma? ¿Será un juez ateo, uno judío, uno cristiano o uno musulmán?  Pensar en una regulación internacional justa, o al menos mejor que la actual falta de regulación, es iluso, tal vez bobo.

En Internet existen medios de comunicación, existen personas identificables y existen anónimos (algo más difíciles de identificar). En las redes sociales (Facebook, Twitter, Google+, Linkedin, Youtube) hay perfiles de usuarios, que pueden ser organizaciones, pueden ser individuos, pueden ser empresas. No todo es lo mismo. No podemos hablar de redes sociales a la ligera, ni considerar a las redes sociales, medios de comunicación comparables a la televisión, la radio o la prensa escrita. Hay cosas en las redes sociales que son públicas, hay cosas que sólo son compartidas en grupos, y hay cosas que son privadas. No cualquiera puede leer lo que yo escribo en mi perfil de Facebook, no cualquiera puede ver las fotos que publico. En Internet, y sobre todo en las redes sociales hay matices. Permítanme ser  escéptico, pero llevo años metido en esas redes sociales, y creo que no hay juez en este país que pueda entender mínimamente cómo funcionan, cómo mutan y se transforman, y cuales son los límites de cada una de las redes. Legislar y juzgar sobre algo tan dinámico como las redes sociales, es casi una utopía.

Repito la pregunta. ¿Qué hacemos entonces? ¿Nos asumimos como personas que somos medios de comunicación unipersonales? Creo que la respuesta podría estar (cuando no) en la educación. Hoy es más útil y necesario enseñar en las escuelas el funcionamiento de las distintas redes sociales, que muchas cosas que se enseñan, más si le damos a cada niño una computadora. Enseñarles su uso es enseñarles a ser responsables. No olviden de que quienes vimos nacer y crecer a las redes sociales, estamos todos grandes y eso nos puede nublar un poco el juicio, buscando sin suerte soluciones para los problemas de hoy y de mañana en el ayer.

Tal vez, con una buena apuesta educativa, logremos que los usuarios de redes sociales del mañana, sean un poco más responsables a la hora de dar una opinión, de compartir un contenido o de dar un “me gusta”. Tal vez mediante un intento de regulación, lo único que lograremos es dañar una de las mejores cosas que ha construido el ser humano en los últimos siglos.

lunes, 15 de octubre de 2012

Que bueno que viniste (Pegale a Cristina y te devolvemos el IVA)



Nos encanta hablar mal de los argentinos. Hay cierto morbo al respecto. Nos encanta hablar mal de la televisión argentina, de la forma de hablar de los porteños, de su forma de vida, y de lo malos que son sus gobiernos. Claro que consumimos su televisión, claro que usamos muchísmas palabras inventadas en la otra orilla, claro que recelamos de algunas costumbres de aquel lado del Río de la Plata y claro que también nos quejamos de nuestros propios gobiernos.

 La visión que tenemos de Argentina está sumamente enfocada en Buenos Aires, y no en toda esa inmensa ciudad que tiene cinco veces más habitantes que todo nuestro país entero. La visión que tenemos de Argentina es muchas más veces crítica destructiva que crítica constructiva. Nos gusta que al lado haya caos, para sentirnos bien con nuestra quieta comodidad.

Pero en los últimos meses, me han llamado mucho la atención algunas situaciones que señalan que el Uruguay, como país, ha quedado rehén de un enfrentamiento cruzado del cual hemos escuchado hablar, pero que no nos interesa demasiado: el choque de poderes entre el gobierno argentino (y quienes lo apoyan) y una porción importante de los medios de comunicación argentinos (y quienes los utilizan).

Lo primero que me llamó la atención es la maravillosa imagen que ciertos sectores argentinos tienen de nuestro presidente José Mujica. Un presidente "simple", "honesto", "centrado", "humilde". No voy a poner en duda ninguna de esas adjetivaciones. Pero me preocupa cuando las afirma un periodista de TN, o un argentino de la clase acomodada porteña que viene a veranear a su chacra en la costa de Maldonado. Hay grandes chaces de que ninguno de los dos lo hubieran votado de haber tenido que hacerlo.

Luego, me llamó la atención una editorial publicada hace pocos días en el diario La Nación, uno de los de mayor tirada en la República Argentina y un fuerte opositor de la Casa Rosada. La editorial se llamaba "Uruguay, campeón de la clase media" y relataba la visión de un supuesto serio periodista tras una visita fugaz en nuestro país.

Allí se mencionan varias buenas acciones realizadas por algunos uruguayos, se habla de lo maravillosas que son las rutas (curiosamente hace referencia a las rutas que unen Colonia-Montevideo-Maldonado) y lo bien señalizadas que están (aunque el autor se pierde dos veces en las mismas).

También se describe a la rambla de Montevideo y se asegura: "en la vía pública, ni un papel, ni un cartón, ni un cajón descartado. Todo limpio". "En las veredas ni una baldosa rota. Frente al horizonte del río-mar, un banco cada veinte metros, sólido y cómodo, que no está pintarrajeado ni saqueado por vándalos", describe el editorialista para finalizar diciendo que somos "un país que es enteramente clase media (más pobres o más ricos, razonan todos del mismo modo)".

Al principio me dan un poco de risa las palabras del periodista, que demuestra ser un terrible observador. Pero luego vuelve la desconfianza y más tarde me pregunto por el porqué de tantas (¿cómo usar otra palabra?) mentiras.

La única conclusión que puedo sacar es que tanto en el caso de Mujica, como en el de esta increíble editorial de La Nación, solamente se está utilizando a nuestro gobierno y a nuestro país para desacreditar al enemigo: la Casa Rosada.

Parece que ciertos medios y sectores argentinos se esfuerzan en proclamar: "Vean argentinos que fantástico es Uruguay, que genial y humilde es su presidente. ¡Qué bien que están los uruguayos!". ¿Por qué?

Entre medidas proteccionistas sumamente dañinas para el Uruguay y hermosas (pero falsas) alabanzas sobre lo divinos que somos los uruguayos, podemos marearnos y terminar participando en una guerra que no es la nuestra, y aún más, defendiendo la trinchera equivocada.

lunes, 20 de agosto de 2012

El Tweet del Día

Jaime Roos otro mediocre del FA que recorrio el Pais con Dineros de ANCAP ahora pasa la pelicula del Mundial de Sud África todo a la Psiquis (1).



Así nomás lo digo y no lo digo en casa, entre amigos, no se lo digo a mi vecino en el almacén, ni a mis compañeros de clase. Lo digo en Facebook, para que lo lean mis mil amigos, para que lo comenten, le den “Me Gusta” y si quieren, lo compartan, para que sus amigos también lo vean, y así, que mi opinión no sea escuchada solo por el almacenero o el taxista, que la escuchen todos los cibernautas. Para asegurarme de la masividad de mi opinión, también la voy a twittear. Tal vez la tenga que recortar un poco, porque solo puedo escribir allí poco más de 100 caracteres. Entonces, mis seguidores laretwittearán y la verán cientos de personas, o decenas de miles si tengo la suerte de que alguien como el senador Pedro Bordaberry, que tiene 16.700 seguidoresretwetee mi publicación.

Por suerte mi opinión ataca a Jaime y al Frente Amplio y no ataca a Hugo de León y al Partido Colorado, porque si fuera así, en las redes sociales no tendría tanto impacto. Con suerte, el diputado Sebastián Sabini le daría retweet a mi mensaje y llegaría a sus 1473 seguidores. Es que al Frente Amplio, en su mayoría, todavía le cuesta esto de las redes sociales, muchos siguen sospechando que detrás de los perfiles de Facebook o las cuentas de Twitter no hay ciudadanos, muchos de ellos votantes, sino que hay máquinas del capitalismo. O tal vez, ahora solo estoy suponiendo, realmente no sepan como funcionan las redes sociales y nadie les quiera enseñar (si es así, no se preocupen, yo les explico). De una u otra manera, está perdiendo un terreno demasiado valioso. Y digo perdiendo, porque en este terreno, generalmente el que llega último, pierde.

Pero dejemos a los políticos tranquilos y volvamos a mi fantástica opinión ahora replicada en las redes sociales hasta el infinito. Si muchos adhieren, o si a algún medio de comunicación le sirve lo que dije, tal vez me levantan en un informativo y ahí si, meto un golazo de mitad de cancha, porque no solo llego a los cibernautas (que son medio ñoños) sino que la doña y el don, pasados de cincuenta años (que son los que toman las decisiones en este país) me van a ver en el informativo de la tele y a escuchar en el de la radio y ahí si, mi mensaje sería igualable a una cadena nacional con comentarios al pie, la mayoría de ellos llenos de quejas y demostraciones de apoyo a mis palabras.

¿Cuál es el objetivo final de compartir mi opinión? Seguro que no lo tengo claro, pero la irresponsabilidad me lleva a opinar y opinar sin un objetivo claro. ¿Quiero que Jaime no toque más con dineros del Estado? ¿Quiero que ANCAP deje de financiar música? ¿Quiero que Sudáfrica pase a llamarse Sud África? No importa mucho. Quiero opinar, quiero que mi opinión sea compartida por muchos, radicalizada, agrandada, lo que sea. Quiero jugar a ser uno de esos periodistas, que opinan y opinan en los medios masivos, cuyas opiniones se comparten, se radicalizan, se agrandan. ¿Si alguien que comenta un partido de fútbol en la tele o presenta una noticia en el noticiero puede llamarse periodista, porqué yo no? Y que no vengan a decirme irresponsable por opinar mal de ellos, por pedir que los maten o que los destierren, porque si ellos opinan sobre cualquier cosa sin ninguna responsabilidad, yo también puedo hacerlo. No tendré un micrófono, ni un diario ni una cámara de TV, pero tengo las redes sociales.

La responsabilidad a la hora de opinar no puede fijarse por ley. La ley, tiene que ser el último recurso. El proyecto del senador Bordaberry, que busca entre otras cosas “equiparar la situación de las redes sociales a las de otros medios de comunicación”(2), parece haber sido creado por algún legislador oficialista de esos que no tienen la menor idea de cómo funciona el Twitter y no por el político que mayor provecho le ha sacado a estas herramientas. Porque eso son, herramientas, algunas más simples y otras más complejas, pero totalmente carentes de maldad o bondad. Si queremos darle un uso responsable tenemos que hacerlo desde la posición de cada uno. Todos tenemos que aprender a pensar antes de hablar, o en este caso, antes de escribir. El periodista y el comunicador deben actuar con responsabilidad en sus labores para reclamarle luego a los anónimos en red. Los políticos, deben usar las redes sociales y hacerlo con responsabilidad si quieren que la ciudadanía haga lo mismo y, sobre todo, deben evitar twittear opiniones como la que abre esta columna. 

Sepan disculpar por el abuso de la palabra responsabilidad en estas líneas, pero en todo caso, creo que esa es la palabra clave en toda esta cuestión. 


  
  1. Tweet del diputado de Vamos Uruguay, Juan Ángel Vázquez 01/08/2012
  2. El Observador  “Bordaberry propone ley sobre comunicación en redes sociales”

jueves, 31 de mayo de 2012

¿Qué le pasa al joven frenteamplista? Yo te digo que le pasa...


Antes de que se conozcan los ganadores de las elecciones del Frente Amplio y que entre aplausos y lamentos se vaya borrando la cifra total de votantes, sería bueno dedicar estos días de incertidumbre para reflexionar sobre la votación del pasado 27 de mayo y sobre la situación actual del partido de gobierno.

Las elecciones generales del Frente Amplio (en las que votan personas mayores a los 16 años) para elegir los cargos directivos de la fuerza política (incluida por primera vez la presidencia, disputada por cuatro candidatos) convocaron a algo más de 170 mil votantes.

La cifra puede ser más de lo que esperaban algunos actores políticos, pero objetivamente, es menor a la de las elecciones 2006. Hubo 50 mil personas que casi seis años atrás fueron a elegir a las autoridades del Frente Amplio (sin el aditivo de elegir presidente) y este año decidieron quedarse en sus casas.

50 mil personas es mucha gente. He escuchado a Jorge Brovetto decir que la baja en la cifra de votantes se debe en parte a que en 2006 la gente se subió a la ola, el Frente Amplio recién había llegado al gobierno y la militancia estaba en movimiento. Hoy, al parecer los frenteamplistas están más cansados y menos proclives a movilizarse.

Creo que los frenteamplistas no están menos proclives a movilizarse, están menos proclives a movilizarse por el Frente Amplio. El mes de Mayo es prueba de eso: movilización por el Día de los Trabajadores, por la legalización del autocultivo de marihuana, por la despenalización del aborto, en rechazo a la transfobia, Marcha del Silencio. En todas estas actividades, lo sabemos, la mayor parte de la ciudadanía movilizada es joven y de izquierda.

Vuelvo a  lo mismo. 50 mil personas son mucha gente. Sin ir mas lejos, hace pocas semanas,  las elecciones juveniles del Partido Nacional (en las que votan desde adolescentes de 14 años a jóvenes de 29 y que sólo elijen el Congreso Nacional y el Congreso Departamental de Jóvenes) tuvieron algo más de 45 mil votantes. Y hay que tener en cuenta que no hay publicidad en los grandes medios. La juventud cercana al Partido Nacional se movilizó. ¿Por qué no se moviliza la juventud del Frente Amplio?

La respuesta está en la calle. Piensen en los jóvenes reclamando en las calles y sabrán como comprometerlos con un proyecto político. Escuchen a la gente y lograrán recuperar “la mística” o al menos la militancia (y no me refiero al viejo comité de base).

Décadas prometiendo la anulación de la Ley de Caducidad, y apenas lograron votar una ley a los ponchazos. La gente se acuerda de esas votaciones en el parlamento. La gente se acuerda de vos Semproni, y por eso no te votaría de nuevo si no fuera porque te vas a esconder en algún puesto de la lista del Espacio 609 de Canelones para meterte en el parlamento.


Años de promesas y algunos avances para apoyar la igualdad en la diversidad, pero aún no se vota una ley que permita el matrimonio igualitario. No es Mujica ni sus ministros, son los legisladores del Frente Amplio, que hace 7 años tienen mayoría en el Parlamento quienes aún no la votan. ¿Qué progresismo es ese que posterga una y otra vez la conquista de nuevos derechos?


Un excelente proyecto de legalización del auto cultivo de marihuana existe hace mucho tiempo. Sus creadores aseguran que está respaldado por la fuerza de gobierno y también por sectores de algunos partidos de la oposición. Pero por ahora no hay definiciones. Está en “trámite parlamentario”, ese agujero negro en el que han desaparecido cientos de iniciativas.


Por último, está la despenalización del aborto, apoyada por la población en general (fuera de colores político partidarios). No hay mucho que decir al respecto. El que es frenteamplista puede sentir vergüenza de la forma de actuar de su fuerza política en el Poder Legislativo. El que no lo es, probablemente más lejos de serlo está. Hay una mayoría absoluta, hay un programa de gobierno, pero también está el triste Semproni y un tal Andrés Lima, novel diputado que llega desde Salto con el apoyo (también) del Espacio 609 y un caudal de votos magnífico: 13.861 (vale decir que este ilustre desconocido, ganó su banca por apenas 821 votos de diferencia).

Ahora algunos dirigentes del Frente Amplio sugieren que para no quedarse estancados, se puede modificar el proyecto y buscar apoyos fuera de la fuerza política, específicamente en el Partido Independiente. Sospecho que se terminará resignando la calidad de una propuesta legislativa para lograr una aprobación bastante triste (así como pasó con la Caducidad). Seguro que al joven frenteamplista le convence más la idea de expulsar a Semproni y a Lima de la fuerza política exigiendo la entrega de sus bancas por no acatar la disciplina partidaria y sobre todo, por desoír al programa de gobierno que los puso dónde están.

Hace pocas horas leí una nota de la Diaria en al que se afirma que el diputado frenteamplista Sebastián Sabini, “habla de la impostergable necesidad de que esta legislatura apruebe antes de fin de año tres proyectos de ley que abordan temáticas “fundamentales” en materia de derechos civiles: el matrimonio igualitario, la despenalización del aborto y el autocultivo de marihuana”. Ojalá que lo que Sabini considera una necesidad, se haga realidad y que el Frente Amplio recupere un poco el terreno perdido, mostrando algo más de compromiso con sus actuales y sus futuros votantes. 



Fotos de Rebelarte.info (gracias!)

sábado, 19 de mayo de 2012

Lo que pasa en Uruguay, no pasa en Uruguay


Lo que pasa en Uruguay, no pasa en Uruguay, pasa en el mundo entero. Excluidos hay en Montevideo, en Nueva York, en Europa y en la India. La violencia está en todos lados, algunos sospechan que está en la esencia del ser humano, yo, personalmente, no lo creo así.


Todo tiene que ver con todo. Puedo nombrar tantas formas de violencia como personas en este mundo. La violencia está en casa, en la escuela, en el trabajo, en la calle, en el bar, en la tele, en el cine, en la cancha y en casi cualquier lugar por el que anden caminando los humanos.

¿Qué hacemos para evitarla, para destruirla? ¿Le reclamamos al Estado? Bueno, el Estado controla el agua a través de OSE, controla las Telecomunicaciones con Antel, la distribución de energía eléctrica con UTE, la distribución de combustibles a través de ANCAP, pero lamentablemente, no tiene el monopolio de la violencia, así que por si solo, ni Estado ni gobierno de turno pueden solucionar el dilema.

Igual le podemos pedir algunas cuantas cosas. Por ejemplo, sabemos que el Estado tiene el monopolio de los institutos de rehabilitación de la delincuencia y desde hace mucho tiempo que hace un trabajo malísimo en esa área. Hay muchas cosas que le podemos exigir al gobierno y al Estado para aplacar los niveles de violencia, pero nosotros perdemos el tiempo exigiendo que baje la edad de imputabilidad y que nos asegure que nadie nos va a matar mientras trabajamos.

Al Estado lo que le corresponde, al gobierno lo que le corresponde, pero a no engañarnos. La violencia, como escribí antes, anda por todos los rincones. Como no podemos cerrar fronteras y aislarnos del mundo (en serio, no podemos) vamos a tener que reconocer y tener siempre bien clarito que lo que pasa en Uruguay, no pasa en Uruguay, pasa en el mundo entero, es imposible que seamos un paraíso de paz en medio de la Latinoamérica sangrienta. Las drogas, las mafias y los malos programas de televisión (por contar solo algunos factores) no conocen de fronteras.

La violencia no se acaba reflexionando sobre la misma, no se acaba escribiendo líneas como estas. En realidad, no se bien cómo se acaba, pero sospecho que podemos empezar por las acciones. Tomar acción. Hacerse protagonista del mundo. Empezar a bajar los niveles de violencia en nosotros mismos. No cantar sobre la muerte en un estadio, no consumir televisión que festeja la violencia, no tocar la bocina como si fuera una máquina de insultos, no patear al perro, no reclamar linchamientos y penas de muerte en las redes sociales.

Nada de esto nos asegura que cuando salgamos a la calle, o peor aún, mientras dormimos en la comodidad de nuestras camas, alguien nos pegue un tiro, pero puede ser un buen comienzo para disminuir las chances de que esto suceda.

lunes, 7 de mayo de 2012

Hollande no es (ni quiere ser) Súperman


Hace tiempo que venimos mirando hacia Europa con intriga y algo de preocupación. Parece que no retrocede ni avanza la crisis. La gente de a pie protesta en las calles y los gobiernos anuncian recortes y recetas del Banco Central Europeo muy parecidas a las del FMI.

Como en otras ocasiones, las elecciones son la oportunidad de los votantes para rechazar las acciones de los gobiernos que deben enfrentar la crisis. Ya pasó en Inglaterra, en Italia, en España y ahora es el turno de Francia.

La segunda economía europea y la quinta economía mundial es una pieza clave en la posible recuperación europea y sobre todo en el intento de mantener la unión de la eurozona, amenazada permanentemente por la crisis.

Hasta ahora, las decisiones más importantes de la eurozona fueron tomadas por la canciller alemana Ángela Merkel y el presidente francés Nicolás Sarkozy, ambos conservadores. Alemania, que es la economía más importante del viejo continente, se convirtió además en la locomotora que intenta sacar a los países vecinos de la crisis. Es la única, entre las mayores economías del continente, que abandonó la recesión y retomó el crecimiento.

Estos factores, le dan aún más fuerza a Merkel para ir por Europa imponiendo ajustes a otras naciones, presionando gobiernos, favoreciendo cambios de liderazgos en los países vecinos. En las calles de Madrid, Lisboa, Atenas y Paris, la canciller alemana es comparada con el demonio, es la bruja de los ajustes.

Por eso ahora todos miran a François Hollande. El líder del socialismo francés será presidente en unos diez días, y las fuerzas de “izquierda” de todo el continente se atrincheran tras él y le exigen que se le plante cara a cara a Merkel y le diga “no más ajustes, renegociemos el tratado de austeridad e impulsemos el crecimiento con inversión y más gasto”.

Con Alemania y Francia enfrentadas en torno al mecanismo para dejar atrás la crisis, la Unión Europea tiembla. A la debacle económica se le podría sumar una fuerte crisis política, y eso, podría ser fatal para la unión de los países europeos tal cual la conocemos hoy. A menos que, Hollande y Merkel alcancen una solución muy europea, o sea, recortes a medias, inversiones a medias, nada muy dramático, pero tampoco nada demasiado eficaz. 

martes, 17 de abril de 2012

Buen momento, Mal momento



España está atravesando una de las más grandes crisis económicas de su historia. Es de las pocas economías europeas que se prevé que retroceda en el corriente año. Además, uno de cada cuatro trabajadores españoles estará desempleado. Los españoles están enojados. Cambiaron un gobierno por otro un poco más a la derecha y no les ha dado resultado. Austeridad y recortes se pide y se impone al pueblo, mientras el rey (elegido por Dios, recordemos) mata elefantitos de 50 mil euros en África y su yerno es investigado por corrupción. Es un mal momento para España.

En Argentina, el crecimiento económico no se detiene, acompañando a la (hasta ahora) buena coyuntura latinoamericana. Dicho crecimiento debe ser acompañado por una mayor producción de energía que permita la expansión de las industrias locales. Después de algunos años de inestabilidad política y de avance de la triste oposición en el parlamento, hoy el gobierno tiene nuevamente la mayoría necesaria para aprobar todo tipo de leyes. Es un buen momento para apostar por la soberanía energética.   

En América Latina existen, por nombrar ejemplos de países con gobiernos de distinta orientación, empresas como Petrobras (Brasil), Ancap (Uruguay), PDVSA (Venezuela), Ecopetrol (Colombia), Petroecuador (Ecuador), Petropar (Paraguay), ENAP (Chile), Pemex (México). Pero no existe una empresa estatal o de capital mixto con control estatal, que controle o maneje hidrocarburos en Argentina. Menem, y su impulso neoliberal puso todo en manos extranjeras.

YPF dio hasta hoy importantísimas ganancias a Repsol (empresa privada con capitales mayoritarios españoles). Pero esta empresa ha decidido invertir esas ganancias en otros mercados, dejando de lado la exploración en Argentina y reduciendo la producción. Son muchas las empresas, sobretodo españolas, que logran sobrellevar la crisis europea gracias a su expansión y sus negocios en Latinoamérica, a dónde llegaron atraídas por gobiernos neoliberales dispuestos a vender todo.

  La decisión de la Casa Rosada de hacerse con la mayoría de YPF no es el inicio de una serie de nacionalizaciones, es un intento certero por asegurar la soberanía energética, algo que un país con los recursos de Argentina, debería tener asegurada desde siempre. El gobierno de España puede patalear mucho. Ésta es, sin duda, una gran oportunidad para desviar la atención de la profunda crisis que atraviesa el país y de las payasadas del rey. Es cuestión de saber aprovechar el momento. 

miércoles, 22 de febrero de 2012

Tocando de oído


El cuidacoches de la cuadra de casa es un tipo bastante informado. Se la pasa todo el día escuchando radio. El lunes, en una de nuestras conversaciones, me dijo que hice bien en quedarme en Montevideo. Me dijo “Johnny, la gente esta muy loca” en clara referencia a lo que acontecía en la Pedrera. Según el, aquel balneario era un caos, un campo de batalla dónde miles de jóvenes alcoholizados luchaban entre si, robaban, saqueaban y seguramente las muertes serían inevitables con el devenir de las horas. Todo lo había estado escuchando en la radio.

En las redes sociales, gente (amigos de Facebook y Twitter) desde Montevideo rechazaba lo que sucedía en La Pedrera, o mejor dicho, lo que entendía que sucedía en aquel balneario. Los medios de comunicación estaban todos atentos. Cómo esperando un desastre. La agencia de noticas on line Uy Press titulaba “ENFERMEDAD - Descontrol total en la Pedrera; exhortan no ir al Carnaval” en uno de los titulares más bizarros que he leído en los últimos tiempos. Todos los portales levantaban con entusiasmo las declaraciones de alcaldes y Jefes de Policía que pedían que no llegara más gente, pero que nunca confirmaban caos, saqueos, muertes, desmanes terribles.

Desde la Pedrera, llegaban tweets y actualizaciones de estado contradictorias. Algunos se quejaban de la cantidad de planchas, de que no cabía un alfiler en la zona, de que las colas en almacenes y supermercados eran interminables. Otros decían “explota la Pedre” y cosas por el estilo. Ninguno pedía auxilio porque algún joven alcoholizado lo estaba matando a golpes.

El plato fuerte llegó con los informativos centrales de la TV. Móviles en medio de la calle principal del balneario relatando la muerte de un joven en la mañana del lunes, en la ruta, mientras cientos de caras felices (algunos visiblemente ya mamados) pasaban por atrás de los movileros, tirándoles agua y espuma. Por más que se esforzaban, ninguno de los móviles de los canales de televisión apostados en La Pedrera logró captar uno de los tantos desmanes o tragedias anticipadas. La cereza (o frutilla?) de la torta fue Jorge Traverso (que al parecer acaba de entender como funcionan las redes sociales)  contradiciendo todo lo que acababa de decir y mostrar su movilero y leyendo espantado tweets y actualizaciones de estado de personas que visiblemente tenían ataques de pánico o algo por el estilo.

El punto, mi punto, no es que el Carnaval de la Pedrera si o el Carnaval de la Pedrera no. Es obvio que está desbordado y que más temprano que tarde comenzará a decaer. El punto es, de dónde sacamos la información para crear una opinión sobre cualquier tema. ¿Nos vamos a guiar por las impresiones, 100% subjetivas, de nuestros amigos de las redes sociales? ¿Nos vamos a guiar por lo que repiten como loros los canales de televisión, algunas radios y algunos medios digitales? ¿Son ahora los periodistas nuevos gurús que saben bien qué es lo que va a suceder?

Las redes sociales tienen eso de maravilloso. Todos pueden opinar. Pero las opiniones son, en su amplia mayoría, producto de impresiones, pequeñas fotografías de lo que viven y sobre todo de lo que sienten las personas que las emiten. No hay un trabajo periodístico de fondo, no hay investigaciones serias, ni hipótesis elaboradas. Por lo tanto, hay que tomarlas con pinzas a la hora de usarlas como sustento de nuestra opinión. Lamentablemente, en los medios de comunicación, dónde sí debería haber  trabajo periodístico de fondo, investigaciones serias, hipótesis elaboradas, tampoco las hay. Así que a tener cuidado. A leer mucho.

Nota: El tema “Carnaval de la Pedrera” puede ser fácilmente sustituido por muchos otros diversos tópicos abordados en medios de comunicación masiva y en redes sociales y mi razonamiento seguiría siendo válido (para mí, obvio). Ejemplos: “Aratirí y la minería a cielo abierto”, “Puente sobre la laguna Garzón”, “Irán y su plan de energía nuclear”, “Chávez”, “Suarez y el negro Evra” y puedo seguir todo el día.    

martes, 24 de enero de 2012

Lo que pasa en Siria, no queda en Siria.


 Nada sucederá en Irán, por lo menos hasta que la situación en Siria encuentre un desenlace. En Siria se juegan, en gran parte, los intereses geo políticos que el mundo entero tiene sobre Medio Oriente. Este pequeño país del mundo árabe, es gobernado por una misma familia (atornillada al poder) desde hace décadas. Ésta familia no es, de hecho, ni chiita ni sunita, lo que la mantiene en una situación bastante abierta en cuanto a las relaciones a entablar con sus vecinos musulmanes. Por ejemplo, Siria ha entablado una fuerte cooperación militar con Turquía (país laico con mayoría árabe y miembro de la OTAN) para reprimir los intentos independistas kurdos, pero a la vez, mantiene una estrecha relación con Irán o el Líbano.

Llegó la Primavera Árabe (hermoso nombre puesto por Occidente a todo lo que sucedió en un año en todo Medio Oriente). La crisis económica, la opresión instalada por décadas, la corrupción extendida en los gobiernos (democracias, monarquías y gobiernos de facto) hacen que la gente salga a la calle a protestar. Un “que se vayan todos” árabe que se escucha en Túnez primero y luego en Egipto. En otros países de la región, el descontento se contagia y salen a la calle a protestar también en Marruecos, Libia, Yemen, Irán, Líbano, Qatar y también en Siria. Algunos protestan con más fuerza y otros con menos. Algunos piden la renuncia de sus gobiernos, otros piden menos, y otros piden cabezas.

En Libia, los manifestantes no tienen mucha fuerza, pero son convenientemente organizados y armados por Estados Unidos, Francia e Inglaterra. De todas formas no logran derrocar a Gadafi, por lo que los aliados de Occidente deciden intervenir de forma directa bombardeando el país. Finalmente, después de demasiados días, cae el gobierno y asesinan a Gadafi.

Algo muy parecido viene sucediendo en Siria. Allí, hay una familia que gobierna desde hace muchos años, hay un pueblo empobrecido y hay algunos sectores que reclaman un cambio urgente de conducción política. Los que reclaman, están desorganizados, peleados entre si y no representan a grandes sectores de la sociedad. Además, son brutalmente reprimidos por el gobierno. Europa y Washington consideran injusta la represión e imponen sanciones al gobierno sirio. También comienzan a apoyar la formación de un “Consejo de la Oposición Sirio” juntando a los distintos (y muchas veces incompatibles) opositores al gobierno, de modo de tener un interlocutor válido ante la comunidad internacional que además pueda parecerse a un potencial gobierno de cambio (con que lo parezca ya alcanza, como vimos en Libia).

Estados Unidos tiene un gran interés de que el gobierno sirio caiga, pero a la vez, teme lo que pueda suceder si se desestabiliza una pieza clave de la región como es Damasco(capital siria). La Casa Blanca quiere que el gobierno sirio caiga porque Damasco es de hecho el gran aliado de Irán en la región. También quiere que caiga porque en territorio sirio está la única base militar que Rusia aún posee sobre el Mar Mediterráneo. La derrota del gobierno de Damasco sería como un doble punto a favor para los intereses del Pentágono.

Sin embargo, los intereses de Teherán y Moscú en Siria también juegan fuerte en su situación. Desde Irán ya se ha anunciado que una intervención armada de occidente a favor de la oposición siria conllevaría de inmediato una respuesta armada de Teherán. A su vez, Rusia aseguró que no permitirá ningún tipo de intervención o injerencia en la situación interna siria, como las sucedidas en Libia. Efectivamente, un ataque de Londres, Paris o Washington a Damasco, acarrearía demasiadas consecuencias. Por ende, la estrategia de ambos “bandos” será la que viene siendo hasta ahora: inflar al país con armas, armas de occidente para los opositores y armas rusas e iraníes para apoyar al Ejército sirio. Vale aclarar que, por el contrario de lo que sucedió en Egipto o en Libia, tanto el ejército como las distintas autoridades del gobierno sirio  se mantienen inalterables en su apoyo al jefe de Estado, así como amplios sectores de la población.

A la situación actual, se irán sumando con más fuerza nuevos actores. China, hasta ahora se ha mostrado dispuesta a vetar cualquier intento de injerencia en la realidad interna de Siria por parte de las Naciones Unidas, alineando sus intereses una vez más con Moscú. La Liga Árabe intenta mediar en el conflicto pero se encuentra profundamente dividida, con Arabia Saudí jugando como representante más o menos oculto de los intereses de Occidente. Y Turquía, como miembro de la OTAN, sigue negando cualquier accionar que aumente la tensión con Irán, incluyendo una intervención sobre Siria.

El tiempo, y sobre todo la habilidad que tengan los distintos actores interesados para inclinar la balanza a su favor, dejarán ver quién gana y quién pierde poder y sobre todo, cual será el futuro de Siria. Lo que es un hecho, es que sea quién sea que “gane” esta especie de Guerra FríaReloaded , el pueblo sirio perderá mucho.