martes, 17 de abril de 2012

Buen momento, Mal momento



España está atravesando una de las más grandes crisis económicas de su historia. Es de las pocas economías europeas que se prevé que retroceda en el corriente año. Además, uno de cada cuatro trabajadores españoles estará desempleado. Los españoles están enojados. Cambiaron un gobierno por otro un poco más a la derecha y no les ha dado resultado. Austeridad y recortes se pide y se impone al pueblo, mientras el rey (elegido por Dios, recordemos) mata elefantitos de 50 mil euros en África y su yerno es investigado por corrupción. Es un mal momento para España.

En Argentina, el crecimiento económico no se detiene, acompañando a la (hasta ahora) buena coyuntura latinoamericana. Dicho crecimiento debe ser acompañado por una mayor producción de energía que permita la expansión de las industrias locales. Después de algunos años de inestabilidad política y de avance de la triste oposición en el parlamento, hoy el gobierno tiene nuevamente la mayoría necesaria para aprobar todo tipo de leyes. Es un buen momento para apostar por la soberanía energética.   

En América Latina existen, por nombrar ejemplos de países con gobiernos de distinta orientación, empresas como Petrobras (Brasil), Ancap (Uruguay), PDVSA (Venezuela), Ecopetrol (Colombia), Petroecuador (Ecuador), Petropar (Paraguay), ENAP (Chile), Pemex (México). Pero no existe una empresa estatal o de capital mixto con control estatal, que controle o maneje hidrocarburos en Argentina. Menem, y su impulso neoliberal puso todo en manos extranjeras.

YPF dio hasta hoy importantísimas ganancias a Repsol (empresa privada con capitales mayoritarios españoles). Pero esta empresa ha decidido invertir esas ganancias en otros mercados, dejando de lado la exploración en Argentina y reduciendo la producción. Son muchas las empresas, sobretodo españolas, que logran sobrellevar la crisis europea gracias a su expansión y sus negocios en Latinoamérica, a dónde llegaron atraídas por gobiernos neoliberales dispuestos a vender todo.

  La decisión de la Casa Rosada de hacerse con la mayoría de YPF no es el inicio de una serie de nacionalizaciones, es un intento certero por asegurar la soberanía energética, algo que un país con los recursos de Argentina, debería tener asegurada desde siempre. El gobierno de España puede patalear mucho. Ésta es, sin duda, una gran oportunidad para desviar la atención de la profunda crisis que atraviesa el país y de las payasadas del rey. Es cuestión de saber aprovechar el momento. 

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