domingo, 28 de abril de 2013

La crisis en el retrovisor.


Hace menos de una semana estaba mirando ¡Gracias Petrov!, un muy lindo programa del Canal Vasco que recorre los principales hechos locales y mundiales de los últimos 30 años. En éste capítulo, se aborda entre muchos otros temas la crisis de 2008 que tanto afectó y afecta a Europa.


Fue escuchando ese informe, con bancos que cerraban, suicidios, manifestaciones y recortes, con críticas al capitalismo salvaje, con indignados, con ferias de trueques, renacer de cooperativas y reclamos para establecer sistemas económicos más justos, que me acordé de mis años mozos, durante la crisis del 2002.


La pasamos tan mal. Padecimos tantas lecciones. Sufrimos tantos desgarros. Y vimos surgir una serie de gobiernos nuevos en nuestro continente. Gobiernos que han sacado a los distintos países de las crisis, los han puesto en la famosa senda del desarrollo, y los hacen crecer en cifras (si, ya sé, son solo cifras) impresionantes.




¿Pero qué pasa 10 años después? ¿Qué tanto nos acordamos de lo que nos pasó? ¿Por qué hasta parece que nos causa gracia lo que está pasando en Europa? ¿Cómo estamos por casa? Veamos.


En Argentina, el gobierno que sacó al país de la mayor crisis económica de su historia, suma día tras día, nuevos enemigos, en el interior y en el exterior. Nunca desde el regreso a la democracia, un gobierno tuvo tanta oposición (pésima en su calidad) y tan virulenta. La radicalización de posiciones podría chocar contra un fuerte muro cuando llegue a su fin el mandato de Cristina Fernández y haya que llenar un inmenso vacío de poder.


Un poco más al norte, en Bolivia, Evo Morales volverá a presentarse a las elecciones nacionales de diciembre de 2014. Su tiempo en el poder le ha hecho perder algunos apoyos importantes en las bases sociales, pero continúa siendo el candidato con mayor perfil presidencial en el país.

También junto a Bolivia, está el gigante del continente, Brasil. Apenas dejando atrás el escándalo del mensalao que llevó a la cárcel a decenas de políticos (algunos de ellos demasiado cercanos al ex presidente Lula) por corrupción. Por la misma corrupción que llevó a nuestros países a la crisis hace poco más de una década.

Pero también pasan otras cosas en Brasil. En la frontera con Bolivia el estado de Acre declaró a dos ciudades en estado de emergencia por la llegada masiva de inmigrantes ilegales haitianos. ¿Se acuerdan de los latinos ilegales que huían a Europa en pos de una vida digna? ¿Se acuerdan de cómo los trataban allí?


En las favelas de Río (se vienen Mundial y Juegos Olímpicos y hay que limpiar) y en la amazonia (pogreso nao tem fim) se repiten las acusaciones de violaciones a los derechos humanos por parte del mismo Estado.

En el terreno político, aunque parece que no hay nada nuevo bajo el sol, Marina Silva (ex líder ecologista, ex ministra de Lula) encabeza la Red Sustentable, un movimiento muy vanguardista y con potencialidades aún difusas pero que pisa fuerte en el mundo virtual.
También en Brasil, pero bien al sur, casi en Uruguay, la justicia juzga a empresarios, funcionarios públicos y autoridades por el incendio en la discoteca Kiss. ¿No es un dejavú de Cromañón?

Si cruzamos los Andes, en Chile nos encontramos con que está todo pronto para el regreso de Michelle Bachelet a la presidencia del país en noviembre de 2013. La “sorpresa” de las elecciones pasadas, el independiente Marco Enriquez Ominami parece fuera de forma para competir de nuevo en las contiendas electorales.

Por su parte, Piñera ostenta una popularidad de cerca del 38%, a pesar de que Chile es el país que muestra mejores cifras en lo económico. Clave: un movimiento estudiantil activo, fuerte y que logra convencer al resto de la sociedad sobre el rol central que juega la educación.

Bien al norte del subcontinente, en Colombia, ya se preparan las elecciones presidenciales de marzo del 2014. El presidente,Juan Manuel Santos aspira a la reelección y no parece tener contrincantes fuertes, a pesar de contar con la constante oposición del ex mandatario Álvaro Uribe, que lo llevó a la presidencia y luego no paró de ponerle palos en la rueda.

Al mismo tiempo, este extraño bicho político que es Santos, deberá avanzar en sus pretensiones electorales al tiempo que continúa el diálogo con la guerrilla de las FARC en La Habana. La paz parece estar colgando de un hilo demasiado fino.

Junto al país cafetero, está Ecuador, dónde Rafael Correa ganó las elecciones a principios de año con el 57% de los votos, reafirmando así su apoyo popular. La constitución permite solamente la reelección y además Correa ya aseguró varias veces que “estos son los últimos cuatro años en el gobierno”. Por lo tanto su mayor desafío está en encontrar un sucesor que continúe las profundas reformas que el actual presidente ha puesto en marcha.

Paraguay, en el corazón del continente, parece ser de los países con una situación más difícil de definir. Un nuevo presidente del histórico Partido Colorado, con un perfil empresarial y sospechas de vínculos con el narcotráfico, deberá alinearse con presidentes de otro signo político tanto en el Mercosur como en la Unasur.

Contra el Pacífico, en Perú, el presidente Humala enfrenta fuertes resistencias conservadoras y ha cedido más poder del que se podría esperar, defraudando a amplios sectores sociales que lo han llevado a la presidencia. Sin embargo, es muy pronto para definir su suerte.

Por último, allá en el norte, junto al mar Caribe, la Venezuela de Hugo Chávez que debe pensarse sin él. El presidente Nicolás Maduro ganó las elecciones por menos de 300 mil votos seis meses después de que Chávez ganara por 1.600.000 votos. Pero ganó. Y hoy todos, de más de izquierda, más de derecha, más venezolanos, más extranjeros, están nerviosos y atentos.

Y acá, en Uruguay, estoy yo, preguntándome ¿qué tanto aprendimos los latinoamericanos de nuestro (no tan) pasado?