No es este un artículo que vaya a
describir la situación de desigualdad a la que las mujeres
uruguayas (y las de prácticamente todo el mundo) enfrentan en el día a
día. Para eso basta mirar a nuestro alrededor.
Por suerte, y porque somos una sociedad con cierto contenido progresista (no en el sentido frenteamplista), hemos logrado dar vida a organizaciones sociales que defienden desde hace años los derechos de las mujeres. No solo los defienden, sino que los crean y los hacen valer en la ley. Está allí el trabajo de hormiga de MYSU, que personalmente sigo atentamente desde hace años y valoro, pero también está el de muchas otras organizaciones sociales que han empujado para que la situación de desigualdad entre hombres y mujeres sea cada vez menor y tal vez, en un día soñado, desaparezca.