¿Por qué perdió el Frente Amplio las elecciones del 2019? 37.042 votos lo separaron de la victoria, una cantidad bastante pequeña para el caudal electoral del Uruguay. Con esa diferencia tan ajustada, cualquier razón parece ser razón suficiente para inclinar la balanza.
Una administración con magros resultados, la erosión típica de un partido político cuyos gobiernos se extienden por más de una década, el escándalo de Sendic y su renuncia a la vicepresidencia o un candidato con fuertes falencias y una campaña mediocre. Todos estos factores juntos seguramente y alguno más.
Pero no es la idea realizar una autocrítica y evaluación profunda de todas las acciones u omisiones que llevaron al Frente Amplio a la derrota. Para eso está el documento que la misma fuerza política generó y publicó. Este artículo busca centrarse en la campaña de comunicación y política que se llevó adelante por parte del candidato, su equipo y la fuerza política.
En esa área, el documento del Frente Amplio antes mencionado señala que “es evidente que una campaña electoral perdedora no puede calificarse de exitosa. Se deben identificar los errores para intentar no volver a repetirlos, pero evitando a toda costa caer en personalizaciones, buscando ubicarse siempre en la perspectiva del aprendizaje para fortalecer a la fuerza política y a sus integrantes…” y agrega que “La calidad de la propaganda electoral fue errática, y lo mismo sucedió con sus finanzas y organización”. Interesante.
La campaña de comunicación, que el Frente Amplio aún considera “propaganda electoral”, no sólo fue errática, fue un factor con el que las y los militantes de todo el país tuvieron que cargar como una pesada mochila. También lo fueron las definiciones “políticas” de la campaña: el triste caso de la vicepresidencia, el llamado a Astori y Mujica luego de la primera ronda, la exclusión de sectores y líderes de todo ámbito de participación y un triunfalismo totalmente exagerado creado alrededor de la figura de Daniel Martínez, quien, casi tres años después, parece ser quien pagó la cuenta por todos los demás.
La ceguera de la mayoría de los sectores que impulsaron la candidatura de Martinez a la Presidencia en la interna frenteamplista es tal, que se extendió luego de la derrota hasta impulsar su candidatura a la intendencia semanas después de que el propio Martinez hubiese descartado esa posibilidad. Da la sensación que no entendieron nada.
No hay públicamente ningún tipo de autocrítica con respecto a la campaña por parte de quienes la lideraron: ni el equipo que rodeó a Martínez, ni Enrique Rubio, ni Danilo Astori, ni Cristina Lustemberg, ni Álvaro García, ni Rafael Michelini,, ni sus sectores. Otra vez: quien parece haber pagado todos los platos rotos es el propio Martinez. Es difícil procesar una autocrítica real así.
Desde el punto de vista estrictamente comunicacional, la campaña fue seguramente la peor del Frente Amplio en al menos dos décadas. Desde el punto de vista de la comunicación política, el accionar fue demasiado torpe.
Sin una autocrítica profunda sobre estos puntos, solo podemos cruzar los dedos y esperar que la candidata o el candidato que gane las internas tenga mejor tino, reciba mejores consejos y cuente con herramientas de comunicación más sólidas. Dejarlo a la suerte puede costar demasiado caro, enfrente hay gente que sabe jugar el juego.