domingo, 19 de agosto de 2018

La rambla de Montevideo está a la venta


Sí. Los más desconfiados siempre supieron que este momento llegaría, “todo y todos tienen su precio” aseguran. Los más ilusos no lo podemos creer y sorprendidos por la velocidad con la que se suceden los hechos, queremos hacer algo.

Pero primero, la historia (la voy a hacer cortita para no aburrir, el tema es mucho más simple de lo que parece). Como ciudadano, no había escuchado hablar de este tema y ahora, a unos 15 días de la votación definitiva en la Cámara de Diputados, me entero que esta iniciativa que promueve la enajenación (palabra engañosa que significa venta o cesión total de derechos) de dos predios de la rambla de Montevideo a un privado ya viene siendo impulsada por el gobierno, sin ningún ámbito participativo creado, desde hace un buen tiempo.

El Poder Ejecutivo envía al parlamento un proyecto de Ley hecho a la medida de un empresario, en el que solicita a este cuerpo enajenar (vender o ceder) por primera vez terrenos que pertenecen a la rambla de Montevideo, considerada patrimonio y espacio público.

Para hacer una terminal de pasajeros fluvio marítima no es necesario enajenar nada, pero parece que el privado que la quiere hacer, además quiere hacer un hotel cinco estrellas, un shopping y un gran estacionamiento, y para eso sí es necesario más terreno y tener la propiedad sobre el mismo.

Allí fueron, en diciembre del año pasado, los senadores y senadoras del Frente Amplio y del Partido Nacional y votaron a favor de entregar estos terrenos a un privado. ¿Sorprende? Sí, claro, pero en aquel entonces la noticia pasó pertinentemente desapercibida. Ninguno de los senadores y las senadoras del Frente Amplio que votaron a favor de vender o regalar a un privado predios de la rambla fundamentó su voto o explicó públicamente por qué apoyó esta iniciativa.    

¿Raro? Sí. Pero el trámite siguió. Luego se quiso lograr que la aprobación de la Cámara de Diputados fuera incluida en la Rendición de Cuentas, junto con miles de temas más, pero alguien con un poco de cordura propuso separar el debate y así llegamos hasta hoy, o mejor dicho, a la primera semana de setiembre, cuando se espera que la cámara baja termine de votar esta ley.

¿Por qué enajenar estos predios? La rambla está plagada de concesiones que se dan y se quitan sin poner en cuestión la propiedad de la tierra, que junto al mar y en Montevideo, es de todas y todos. Pero aquí el gobierno quiere hacer una excepción y quiere hacerlo sin discutir, disfrazando este proyecto de Ley en un debate sobre la ubicación de una terminal de barcos de pasajeros.

Lo que pasan por alto, lo que no está discutido en ningún acta o versión taquigráfica del Parlamento, es si está bien o no vender un pedazo de la rambla. El espacio público que mayor inclusión genera, que aporta más a la convivencia, que más define al habitante de Montevideo, abre aquí sus puertas a la privatización y a la venta, creando un antecedente que traerá sin dudas muchos casos más.

El debate sobre el patrimonio y el cuestionable trabajo de la Comisión Nacional que debe velar por el mismo, el debate sobre el impacto ambiental, el debate sobre el proyecto arquitectónico, el debate sobre el estado actual de esa porción de rambla que quieren vender.  Todos esos debates vienen después, son ínfimos o al menos muy secundarios ante el verdadero problema: la privatización de un espacio históricamente público y que define a la ciudad y sobre todo a su gente. ¿Qué vendrá después? No podemos votar un proyecto particular sin pensar en sus repercusiones.

¿Qué podemos hacer? No mucho, cuando la fuerza política que dice defender los intereses del pueblo se torna contra él, la desesperanza gana terreno. Sin embargo, los vecinos de la zona se han estado movilizando, han solicitado entrevistas con el presidente del Frente Amplio y con algunos legisladores y están juntando firmas en papel para presentar ante la fuerza política. Además, nosotros estamos impulsando la suma de voluntades online e intentando llevar este debate al ámbito público, donde creemos que siempre debería haber estado.




La velocidad con la que se suceden los hechos no nos exime de nuestras responsabilidades como ciudadanos y ciudadanas. Desde Pensá Un Poco creemos que vale el intento. Sabemos que desde algunos grupos del Frente Amplio se han planteado reparos a esta iniciativa privatizadora, pero también sospechamos que, si el Frente Amplio da libertad de voto a los representantes del oficialismo, con unos pocos votos y con el apoyo permanente a la privatización del Partido Nacional, la ley será aprobada y seremos testigos de cómo nuestra querida rambla empieza a cambiar. Será un gran momento histórico, de esos bien tristes.

domingo, 5 de agosto de 2018

Cuadernos por derechos



En menos de un año, todo cambió. Pasaron las elecciones legislativas de medio término y muy rápidamente el velo empezó a caer, casi como en la más obvia de las jugadas de manual.

Primero los despidos masivos y la flexibilización laboral, que no es otra cosa que el recorte de los derechos del trabajador. Luego vino la reforma previsional (recortes para los jubilados) y la salvaje represión. Nos acordamos de Santiago Maldonado, de Milagro Sala, pero esta vez la salvajada era en el microcentro de la capital porteña. No paró ahí, el 2018 comenzó con cierres de escuelas y conflicto con los docentes, como no podía ser de otra forma. De ahí pasamos a la disparada del dólar que dañó aún más el poder de compra tan menguado de los argentinos y para terminar con eso, la vuelta al FMI. Todo esto mientras nos vamos enterando de las offshore del presidente y sus amigos, todo esto mientras nos vamos enterando de cómo María Eugenia Vidal y sus amigos usurparon identidades de los más pobres para lavar dinero en la campaña política, todo esto mientras el presidente Macri anuncia sonriendo que los militares vuelven a las calles.

Pero las jugadas de manual se repiten y parece que una vez más alcanza con globos amarillos, esta vez en forma de cuadernos, testigos con crisis de conciencia, valijas que vacían países en una trama digna de las peores series policiales, pero que surte efecto hasta en los más inteligentes. Antes de que nos demos cuenta, los derechos perdidos, la miseria, el robo y la corrupción imperantes, la represión del Estado, todo, absolutamente todo queda tapado por una historia que ni un niño debería creerse, pero que contada por los grandes medios, una vez más nos hace ver que somos bastante más estúpidos de lo que creíamos.

Mientras tanto, allá está Dilma sin poder ser la presidenta que los brasileños querían que fuera, está Lula preso por un apartamento que nunca tuvo, está Bonadio creando historias para que Cristina Fernández caiga presa de una vez y no pueda participar más en ninguna elección.

Si el espejo enorme de Argentina y Brasil no nos sirve para dejar de hablar de cuadernos como si habláramos del último capítulo de Game of Thrones, si no empezamos a pensar en cuidar los derechos y la vida ganada, el año que viene vamos a pasarla muy mal.

En la otra orilla, mientras luchan por conquistar nuevos y necesarios derechos, los derechos ya conquistados se pierden todos los días. Vos seguís viendo por TN una ficción que ya sabés cómo va a terminar, pero te encanta. Al final, esto de pensar un poco no está haciendo efecto.