Mix colorado. De Pedro, Amílcar, Julio María, encuestas, marihuana, aborto, pasado, presente y otras yerbas.
La historia del Uruguay está íntimamente ligada a la del Partido Colorado, la fuerza política que gobernó el país de forma democrática durante más años. Es el Partido que promovió los derechos de los trabajadores y el voto de la mujer en la primera mitad del siglo XX y su influencia en el electorado ha sido siempre una de las dos mayores hasta el estallido de la crisis económica, política y social del año 2002.
Desde entonces, el caudal electoral de los colorados se ha mantenido siempre bajo (en comparación a sus históricas votaciones) provocando una fuga de votantes no sólo al Partido Nacional (la otra gran fuerza política de la historia uruguaya) sino también hacia el Frente Amplio.
Desde la lamentable votación en las elecciones del 2004 (10% de los votos) en adelante, el Partido Colorado ha cambiado su conducción, relegando a los sectores batllistas (una definición ya algo forzada) para concentrar el poder en la figura de mayor aceptación dentro del partido por parte de la opinión pública: Pedro Bordaberry.
Bordaberry es, ante todo, el principal responsable de la recuperación de cierta parte del electorado colorado que, en las elecciones del 2009 alcanzó el 17.02% de los votos. Con esa recuperación de 7 puntos porcentuales (algo más de 160 mil voluntades) Bordabbery logró posicionarse como la renovación del Partido Colorado y la única esperanza seria de recuperación.
Sin embargo, al menos desde fines del 2011 hasta la fecha, las principales encuestas de intención de voto indican que el Partido Colorado oscila entre un 17% y un 11%, esto es, igual o menor a la votación alcanzada en la última Elección Nacional. La caída o al menos el estancamiento en la intención de votos parece pasar desapercibida dentro del Partido Colorado donde no surgen competencias o alternativas a la posición dominante de Vamos Uruguay, el sector de Bordaberry.
Vamos Uruguay ha implementado muchas de las prácticas de otros partidos de la derecha política del mundo, como el PRO de Mauricio Macri en Argentina o la nueva derecha europea, teñida de modernidad y que evita reflexionar o debatir sobre el pasado (fuerte presencia en redes sociales, líderes jóvenes y algo más descontracturados, fundaciones y observatorios pretendidamente académicos y objetivos pero teñidos de una fuerte parcialidad política). Sin embargo, las cifras mandan, y el caudal político del Partido Colorado y de su líder, Pedro Bordaberry, no parece crecer.
La pregunta que sigue parece ser Por qué? No estoy aquí para dar esas respuestas, cada cuál podrá exponer sus razones, pero sí vale la pena resaltar algunos episodios de los últimos meses.
Setiembre de 2012. La Cámara de Representantes debate el proyecto de ley que despenaliza la interrupción voluntaria del embarazo. Fernando Amado, en sus propias palabras “un ferviente defensor a favor de la despenalización del aborto” se retira de sala a la hora de votar el proyecto, pues la bancada de Vamos Uruguay decidió aplicar la disciplina partidaria y no permitir la diversidad de posiciones en este tema. Amado, desde siempre ligado a Vamos Uruguay, aseguró “Creo que la mayoría de mis compañeros están equivocados, pero la mayoría esa es legítima, y un demócrata siempre en este tipo de decisiones le guste o no le guste acata lo que decide la mayoría. Esa es la realidad. Para mí es un día bastante amargo”.
Junio de 2013. En un acto de conmemoración de los 40 años del Golpe cívico militar de 1973, el senador de Vamos Uruguay Ope Pasquet, reconoció la responsabilidad del Partido Colorado en el golpe de Estado de 1973, al afirmar que siente “el derecho y el deber de señalar las responsabilidades de mi partido” en lo sucesos, ya que “el decreto de disolución de las Cámaras fue firmado por Juan María Bordaberry, quien fue electo presidente por el lema Partido Colorado”. Tras estas declaraciones fuertemente rechazadas por algunos miembros del propio Partido Colorado, Pedro Bordaberry publicó una carta en la que afirmaba que Pasquet: “expresó lo que era su opinión sobre un tema. Opinión que es la de él y como tal se podrá compartir o no. Yo en gran parte no la comparto (...) creo que se debió hablar del futuro, de la construcción. Me resisto a seguir discutiendo hacia atrás y creo que hay que hablar del mañana (…) En lugar de seguir discutiendo responsabilidades y hechos de hace 50 o 40 años quiero concentrarme en construir el Uruguay democrático de los próximos 40 o 50”.
Muchas fueron las voces que discreparon con el discurso de Pasquet, no tantas las que se escucharon disentir con el ex presidente Julio María Sanguinetti, que horas antes en televisión aseguró, en referencia al golpe de Estado, que el Partido Colorado tuvo “una responsabilidad inexcusable” y cometió “un error político” al elegir como candidato a Juan María Bordaberry (padre de Pedro), a quién definió como “un hombre que no era de la tradición política” que “puesto en la responsabilidad, no estuvo a la altura de las circunstancias. Era anticomunista pero no era lo suficientemente demócrata”. La autocrítica desde dentro del partido realizada por Pasquet no fue bien recibida, sin embargo, pocos discreparon con lo que opinó Sanguinetti, ya retirado de la actividad política.
Julio de 2013. El diputado de Vamos Uruguay, Aníbal Gloodtdofsky aseguró al semanario Búsqueda que estaría dispuesto a apoyar el proyecto de ley del Frente Amplio que regula el mercado del cannabis. Pocas horas después, el diputado recibió una llamada de Pedro Bordaberry en la que según el diario El País se habló “en términos fuertes” y luego aclaró que no prestaría su voto si el mismo fuera decisivo para aprobar la Ley.
Tres ejemplos donde una diferencia de opinión dentro de Vamos Uruguay es aplacada por la mayoría, que siempre coincide con la opinión del líder, Pedro Bordaberry. Algunos pueden pensar que dejar ver esas diferencias a la opinión pública puede ser la principal razón del aparente estancamiento del Partido Colorado. Otros, un poco más observadores, pueden sostener que no son las diferencias las que dañan al partido, sino la aplanadora voluntad de Bordaberry, que con el éxito (muy relativo) conseguido en 2009, parece tener carta blanca.
Los politólogos podrán hablar de que Bordaberry se acerca a su “techo” en cuanto a caudal electoral, los políticos colorados podrán seguir subordinando la diversidad de ideas a la voluntad de su líder, y yo, prefiero quedarme con una frase del ex senador colorado Amílcar Vasconcellos, quién en la última sesión del Senado antes del golpe cívico militar perpetrado por Bordaberry (padre) aseguró: “Hay triunfadores efímeros que las hojas del viento desparraman y se olvidan hasta del odio de los pueblos. Ellos se sentirán vencedores y muchos serviles y miserables se acercarán para decorar una situación momentánea, pero ya sentirán también el látigo de la historia sobre sus hombros y el de sus hijos como una mancha indeleble por la inmensa traición que están cometiendo contra el Uruguay. Y de esto señor presidente, no los salvará absolutamente nadie. Contra esto, nadie puede defenderse”
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