Está bueno tener 16 años. Está bueno ejercitar la memoria y
tener presente lo que uno era cuando tenía esa edad.
Yo era un muchachito
bastante sano, como dicen las mamás y las abuelas. Iba al liceo, me iba muy
bien, alguna changa ya hacía para ir ganándome unos pesos, salía mucho con mis
amigos, que eran lo mejor del mundo, y con mis padres me llevaba bien.
Discutíamos, porque yo empezaba a tener razón en algunas cosas y necesitaba
desmarcarme, pero nada demasiado raro.